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lunes, 28 de septiembre de 2015

El dilema de la escritura en la cultura mapuche


En el Orejiverde estuvo presente Tulio Cañumil, uno de los tantos lingüistas en mapuzugun (el habla de la tierra) que trabajan en el país con alfabetos y gramáticas indígenas, enseñando esta lengua originaria en universidades y comunidades. Se trata de un caso especial, ya que además de enseñar esta lengua y conocer el castellano, Tulio tiene dominio del idioma inglés. En esta entrevista con Carlos Martínez Sarasola, el reconocido lingüista expuso sus reflexiones sobre las problemáticas a las que permanentemente se enfrentan los docentes que trabajan con lenguas maternas y culturas orales.

Su formación lleva a su vez implícito el correlato de una problemática, originado en la ausencia momentánea de un único sistema alfabético para estandarizar la enseñanza de la lengua mapuche, en el caso de Tulio Cañumil, la agrupación mapuche “Wixaleyiñ” a la que pertenece (junto a Marta Berretta y Dario Cañumil) tomó como método la gramática del profesor Raguileo Lincopil, que por su utilidad difiere de otros sistemas (uno de ellos el de Nicacio Carmelo Antinao, que suele ser utilizado entre otros por el lingüista Lucas Curapil en sus talleres de lengua mapuche).

Tulio aclara que el alfabeto de Raguileo (utilizado mayoritariamente en Chile) fue posible merced a unas fotocopias con trabajos lingüísticos del profesor, que si bien no estaban ordenados, pudieron cotejar con trabajos posteriores del propio Raguileo, de la lingüista Fresia Mellico, y datos aportados por hablantes del idioma mapuche. La agrupación “Wixaleyiñ” optó por respetar el criterio de escritura del denominado “Grafemario Raguileo” pero aportando otros datos sobre la gramática mapuche, fruto de nuevas investigaciones y trabajos en común. Incluso en el prólogo del documento titulado “Gramática del idioma Mapuche del profesor Raguileo Lincopil” se alerta sobre la preparación de otras gramáticas elaboradas por distintas agrupaciones mapuche con la idea de complementar estudios que permitan en un futuro no muy lejano poder discutir la posibilidad de una estandarización gramatical.

En el caso de Tulio Cañumil, quien colabora junto con su equipo en distintas universidades (Lomas de Zamora, UBA, Junín entre otras) utiliza para sus clases un método comunicativo en donde divide el aprendizaje por tareas pero tomando como eje la conversación y en ocasiones el recurso de la memoria (un modo de hacer frente a la ausencia de metodologías modernas por tratarse de lenguas que toman como parámetro sistemas gramaticales que ya no se utilizan para el castellano) con lo cual es frecuente en sus clases aprender en forma complementaria los saludos tradicionales y las presentaciones personales como también el sentido y significado de las ceremonias y rituales de la cultura. El objetivo no es sencillo debido a las diferencias dialectales existentes en las escrituras de distintas comunidades mapuche del sur argentino.

Oficialmente la lengua mapuche Mapuzugun (en algunas regiones entendido como Mapudungun) no posee hasta ahora un sistema único de escritura conocido y aceptado por los mapuches. A la elaboración de numerosos alfabetos se le suman factores extra lingüísticos que han influido poderosamente en el mapuzugun actual especialmente en los aspectos fonológico y léxico. En ese sentido el Grafemario Raguileo es un intento de crear un alfabeto para el idioma Mapuche, que no esté subordinado al alfabeto del idioma Español. Por lo tanto no se tiene en cuenta la situación de diglosia en que el Castellano es el idioma dominante, sino poniendo a ambos idiomas en pie de igualdad.

Según el autor sus características principales son:
-Utiliza el alfabeto latino.
-Se usa una letra para representar cada sonido, es decir que no hay dobles grafemas (como ll) ni grupos consonánticos (como tr)
-No se agregan a las letras ningún elemento extraño a ellas. Los puntos, los guiones y otros aditamentos grafemáticos se usan según su función propia, sin formar parte de ningún grafema.

Este sistema de escritura se apoya en cinco postulados:
1 El alfabeto debe registrar todas las variantes fonológicas que haya en cada región (de ahí el interés por valorar otros alfabetos elaborados en talleres de lengua)
2 La relación que existe entre un grafema y el fonema que representa es convencional.
3 La lengua materna debe ser considerada como la primera lengua.
4 Todo pueblo que conserve su lengua tiene el derecho de adoptar el sistema alfabético que considere mas apropiado para su escritura.
5 En el sistema alfabético no debe incluirse los alófonos de los fonemas que representan pronunciaciones afectivas: meliorativas o peyorativas.

Ya lo decía el antropólogo y editor de Abya Yala, José Juncosa: “lengua que no es estandarizada no sobrevive”, con lo cual el pueblo mapuche tiene desde hace tiempo una tarea compleja en el intento de forjar colectivamente un criterio único entre las distintas comunidades existentes tanto en Chile como en Argentina. En este momento para Tulio Cañumil es un imperativo idear un alfabeto para su escritura, por el riesgo de extinción que conlleva la ausencia de tal herramienta. Al vocabulario existente con términos en lengua materna le agregaron relatos, adivinanzas y cuentos, con lo cual buscaron no solo completar palabras reunidas sino esencialmente "recordar nuestro origen".

Como bibliotecario he compartido recientemente unas reflexiones con Lucas Curapil, quien ofrece una interesante vuelta de tuerca a esta problemática, dirimiendo desde su compleja estructura social tanto la dificultad como la riqueza a la hora de justificar un alfabeto que represente los códigos lingüísticos de este pueblo ancestral. La disyuntiva que compartí estaba dada por el concepto de representatividad, tema que ocupa un actual estudio sobre identidad indígena y fondos orales, donde en principio partía de un interrogante: si para los mapuches era representativa la escritura sabiendo que sus abuelos no la habían utilizado, y en consecuencia si la escritura no era más que una imposición que desvirtuaba de alguna manera el sentido de la oralidad.

La respuesta de Lucas fue reveladora, si me permito incluirla es porque aporta fundamento al planteo de fondo, este destacado lingüista considera que la escritura ha sido siempre una herramienta, un medio con el fin de evitar la progresiva desaparición del idioma y que tiene sentido para el aprendizaje y la enseñanza. Sin embargo sostiene que son muchos en las comunidades los que piensan que el día que todos hablen en lengua materna no va a ser falta escribirla. Por tal motivo la escritura no deja de ser un paradigma, hay ancianos que dicen que no hay que escribir el idioma, ya que la escritura tiene como base las particularidades sintácticas del castellano y no de los idiomas originarios, en el que muchos conceptos llevan asociado un entendimiento espiritual que escapa a la comprensión del mundo occidental.

La escritura, en culturas históricamente orales, tal como lo afirma Lucas “congela y homogeneiza y restringe la biodiversidad del idioma”. Se va desovillando entonces una parte del problema, que en sí mismo representa todo un dilema, ya que por un lado existe la necesidad de una apropiación de la escritura pero con el fin de poder algún día no tener que utilizarla…
Por otro lado existe la conciencia de la necesidad de fortalecer la cultura a través del estudio, en este sentido tanto lo que hace Lucas Curapil como lo que hace Tulio Cañumil entre otros, habilita el argumento de que los alfabetos, como resultantes de esas investigaciones endógenas, permiten de alguna manera estandarizar una lengua y sostener su práctica, pero ciertamente es el registro de la oralidad lo que fortalece la identidad de la cultura, es decir, a los ancianos les basta poder escuchar y conversar en lengua materna, y eso los fortalece desde la identidad cultural a la que pertenecen, pero para las nuevas generaciones, tal vez por no contar con un punto de apoyo, necesitan establecer reglas lingüísticas propias, y es allí que aparecen estos verdaderos esfuerzos colaborativos en beneficio de la cultura.

Si la identidad entre otras cosas se sostiene por el compartir y recordar valores, entonces tendrá sentido preservar la oralidad en colecciones orales, ya que se permitiría fortalecer esa noción de identidad mediante un soporte que represente el conocimiento real de una cultura. Para finalizar, me gustaría aportar algunas consideraciones que hacen a la complejidad de sentido en culturas orales, básicamente tiene que ver con la pronunciación.

Recientemente descubrí ciertos puntos de contacto en un libro publicado por la lingüista Lucía Golluscio "El pueblo Mapuche: poéticas de pertenencia y devenir", con motivo de una visita que la autora realizó en compañía de don Adolfo Meli, un anciano mapuche nacido en Colonia Chushamen, a la casa de la longko Lucerinda Cañumil, en Chenqueniyeo, paraje de la línea sur de Río Negro, Argentina, una mañana de enero de 1985. Ella los conocía a ambos por separado y ellos no se conocían entre si, lo que ocurrió en ese encuentro, en donde según Lucía "parecía que cantaban en vez de hablar" le hizo decir al anciano "me siento fortalecido", el contexto de dicha afirmación se circunscribía a la lengua, a la práctica de la lengua materna, a la recreación del lenguaje e incluso del canto, porque la anciana en un momento, a modo de despedida, le dedicó una canción a don Adolfo, lo que motivó ese comentario posterior. Doña Lucerinda le preguntó ¿cuál es su tayïl? a lo cual respondió "El Ñamku Tayïl, papay", entonces, en un gesto delicado de cortesía mapuche, la anciana comenzó a entonar para la visita aquella canción sagrada que su abuela había elegido para el cuando era niño, la que le dirigían las mujeres cuando entraba a bailar en el ngellipun, la rogativa comunitaria...

Imaginemos por un instante lo que significaría la progresiva desaparición de estos ancianos, la complejidad de las actuales diferencias léxicas, los diversos patrones culturales presentes en las rogativas y ceremonias, y el estudio consciente y crítico de los más jóvenes, invariablemente estamos afirmando un patrimonio que es preciso contextualizar según el entendimiento local, donde no tendrá ningún sentido el aporte de estructuras ajenas a la cultura.

Es un poco la historia de una controversia, porque ciertamente cuando muere una lengua muere también una parte de la cultura. Es un profundo dilema en el que las bibliotecas, a partir de la constitución de fondos orales, pueden ofrecer una respuesta al histórico problema de fondo, permitiendo preservar los valores de una lengua y los conocimientos de una cultura, favoreciendo desde las prácticas lingüísticas el fortalecimiento de la memoria y la identidad.

 

Clasificación: Cultura Mapuche / Lengua materna / Documentos radiofónicos
Lugar / Fecha: Radio FM Mantra 91.9. Buenos Aires - 13/08/2015.
Número de programa: 63
Entrevista: Carlos Martínez Sarasola
Duración: 21’ 50’

Documentos consultados:

Nicacio Carmelo Antinao
http://librosvivientes.blogspot.com.ar/2014/10/taller-sobre-lengua-y-cultura-mapuche.html

Cañumil, Tulio Fernando 
Estudio del idioma mapuche = Mapucezugun ñi gvnezuam. - 1a. ed. - 
Florencio Varela : Xalkan, 2011. 

http://fiestoforo.cl/dungun/pdf/gram/2011%20-%20Canhumil%20-%20Estudio%20del%20idioma%20mapuche.pdf

Lucía Golluscio
El pueblo mapuche: poéticas de pertenencia y devenir. Buenos Aires: Biblos, 2006

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